Filtración (parte III). Filtración mecánica

Tener al agua limpia y clara en nuestra instalación es un requisito ornamental y funcional imprescindible

para el buen mantenimiento de peces, invertebrados y plantas. Con la excepción de tipologías de acuarios muy concretas, como acuarios temáticos que centran su exhibición en ecosistemas acuáticos caracterizados por aguas oscuras y de cierta turbidez, por lo general, la tendencia va a ser la búsqueda de la mayor claridad de agua posible. Y es que un agua clara no solo da un aspecto saludable a cualquier acuario, permite una mejor iluminación de los organismos fotosintéticos al facilitar la transmisión de los rayos luminosos. Mayor claridad de agua también permite realizar fotografías más claras y definidas. Una baja concentración de partículas orgánicas suspendidas favorece un menor colapso y mejor funcionamiento de los filtros biológicos y menor acumulación de suciedad en decorados y sustratos,… Sin embargo, son muchos los desencadenantes de turbidez en el agua. Exceso de crecimiento bacteriano, pigmentos, suspensión de micro partículas orgánicas o inorgánicas, precipitaciones químicas, desechos de animales y plantas,… cada foco de turbidez debe ser abordado específicamente para así conseguir una eliminación efectiva del problema.

Por ahora obviaremos el motivo que originó el problema de aguas turbias y centraremos el foco en solventar este inconveniente estético. Como ya hemos introducido unas líneas más arriba, un agua que no es clara lo es por dos motivos principalmente: puede tener un pigmento disuelto y /o tiene partículas en suspensión. Para aclarar un agua teñida con un pigmento se puede conseguir llevando a cabo cambios de agua (con un agua de mejor calidad) y/o emplear una filtración química, característica de un tipo concreto de filtración que abordaremos en otro post. En el caso de las turbideces por partículas en suspensión, el tamaño de estas puede ser realmente diverso, dificultando su eliminación a  media que el tamaño de estas partículas es más pequeño. El empleo de una filtración física o mecánica será la herramienta a elegir, junto al cambio de agua, no lo olvidemos. La filtración mecánica o física es la más básica y sencilla que podemos emplear en un acuario o instalación. Su objetivo es la acumulación de las partículas suspendidas que causan el problema de turbidez, haciendo pasar el agua a tratar atreves de un material de filtración mecánico que puede ser una malla, tamiz, matriz, tejido,… Con un tamaño de poro o luz de malla lo suficientemente pequeño para permitir el paso de agua pero no el de estas partículas suspendidas. ¿Su colocación? Preferiblemente antes de las filtraciones biológicas. Con el uso y la acumulación de partículas, estos materiales de filtración irán poco a poco colmatándose y colapsando, no permitiendo el paso de agua y reduciendo drásticamente su eficacia. Cuando esto ocurre, es el momento de sustituir ese material de filtración, o simplemente limpiarlo y reutilizarlo si es que se presta a ello.

El mercado ofrece un sinfín de materiales y filtros para alojar una filtración mecánica eficaz. Algunos de estos materiales de filtración a su vez pueden tener una función complementaria como asentamiento biológico de bacterias filtradoras o absorbencia química. Entre los materiales destinados a una filtración mecánica podemos enumerar genéricamente los siguientes:

Perlón
Gravas y arenas de filtración
  • Gravas, arenas y fragmentos cerámicos; Aunque son materiales usados en la filtración biológica, las gravas y arenas, con tamaños de grano desde 0.25mm o menos hasta varios centímetros de diámetro, son un excelentes matrices para la retención física grandes y medianas partículas. Al ser lavables, su reutilización les confiere una vida útil realmente larga.
  • Esponjas de tipo foamex; un material fantástico para ser usado en filtración mecánica y biológica. Su gran luz de malla permite la retención de partículas de cierto porte, siendo ineficaz contra partículas muy finas y bacterias suspendidas. Sin embargo, debido a su alta durabilidad, posibilidad de reutilización y bajo coste,  constituye un elemento casi siempre presente en todo filtro mecánico y biológico.
  • Redes y mallas de luz grande; plegadas para ser usadas en la filtración biológica, las redes y mallas con gran tamaño de luz son empleadas también para la filtración mecánica de un modo similar al foamex, con la diferencia de que, al desplegarlas, su limpieza es mucho más sencilla, rápida y eficaz que la de estas esponjas azules.
  • Perlón; se trata de un tejido algodonoso fabricado mediante un entramado muy fino de fibras sintéticas. Su capacidad para retener partículas finas es muy elevada. Su bajo coste, unido a la extrema versatilidad, lo convierten en el material estrella del mundo de la filtración mecánica, estando prácticamente presente en toda instalación y acuario. Aunque puede ser reutilizable, su bajo coste y alta retención de partículas hace que no siempre merezca la pena limpiarlo, siendo más sencillo desechar el perlón usado. No es eficaz contra las partículas más finas, pero su uso compactado crea un entramado lo suficientemente fino para satisfacer la mayoría de necesidades en lo que a filtración mecánica se refiere.
  • Calcetines de filtración; son calcetines de un tejido muy tupido. Suelen ser empleados en filtros específicos para ellos o directamente en la descarga de agua a los acuarios accesorios para filtración (los llamados sumps). Los calcetines están destinados a retener partículas de tamaño fino y grande. En los últimos 10-15 años se han vuelto muy populares. Estos calcetines de filtración tienden a colapsarse realmente rápido por lo que deben ser retirados y limpiados cada muy pocos días. Tampoco son eficaces para retirar partículas de un tamaño muy fino (similar a una bacteria o algo mayores), pero sin duda es un elemento de filtración de gran ayuda.
  • Filtros de diatomeas; se trata de un filtro especifico que usa arena de diatomeas como material de filtración. Las diatomeas son un grupo de micro algas que se caracterizan por estar cubiertas de una coraza bivalva hecha con silicatos (tecas). La arena procedente de la acumulación de estas corazas silíceas constituye quizás el sistema de filtración mecánica más potente del que disponemos, capaz de retirar del agua bacterias y pigmentos disueltos. Sin embargo es realmente extraño ver una instalación domestica con este tipo de filtros por lo que en la actualidad su uso ha quedado relegado a instalaciones de perfil industrial especializadas.
  • Filtros de decantación; son recipientes accesorios a la instalación principal, en los cuales la baja corriente de su interior permite la precipitación de partículas suspendidas para poder ser retiradas mediante sifonado. Por lo general se usan en instalaciones industriales aunque algún acuario domestico monta sistemas de decantación eficaces.
  • Skimmers; son filtros mecánicos o físicos. Se ayudan de la estática presente en las interfaces agua/aire para separar del agua y exportar sustancias polares disueltas (con carga eléctrica), partículas polares de tamaño pequeño y fino y en menor medida partículas solidas de tamaño mediano. Aunque se usan principalmente en instalaciones de agua salada, existen skimmers destinados a instalaciones de agua dulce. Dedicaremos un artículo para hablar de estos filtros tan populares que se han llegado a convertir en toda una cultura del campo de la filtración.
Calcetín de filtración
Red de filtración y esponja foamex

Para concluir este artículo es obligatorio abordar una función secundaria de la filtración mecánica y es su impacto en la calidad del agua en el marco de los tóxicos disueltos procedentes de la descomposición de desechos y partículas orgánicas suspendidas en el agua.  Como hemos visto en artículos anteriores, la descomposición de los restos de alimentos, desechos de peces y en definitiva cualquier resto orgánico, tiene su efecto directo en la formación de amoniaco tóxico disuelto. Uno de los usos más acertados de la filtración mecánica es la retirada del agua de todos estos residuos sólidos orgánicos antes de que se produzca su descomposición. Para realizar esta tarea de forma efectiva los materiales usados en la filtración mecánica deberían ser limpiados cada día o varias veces al día. Por desgracia y siendo realistas, este nivel de dedicación no siempre es posible. De esta necesidad surgieron los llamados rotofriltros y hace relativamente poco tiempo (quizás ya no tan poco tiempo) su adaptación a la acuariofilia domestica, los llamados filtros de rollo o de cinta filtradora (por no mencionar marcas concretas). Se tratan de filtros mecánicos automáticos y autolimpiables, capaces de restaurar por si mismos su capacidad filtradora y extraer del agua eficazmente partículas solidas suspendidas de tamaños relativamente finos y grandes. Su empleo se ha popularizado mucho en los últimos años convirtiéndose en una herramienta de gran ayuda para el mantenimiento de muchas instalaciones domesticas e industriales.

Filtros de rollo o cinta filtrante.
Fuente: www.bubble-magus.com

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Un saludo y nos vemos en la próxima publicación.

Juan José Díaz

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